Estimados/as, buen día:

Me dirijo a ustedes como Psicopedagoga de profesión y, ante todo, como madre soltera de dos hijas de 9 y 11 años. Hoy quiero alzar la voz para visibilizar una realidad dolorosa que afecta a muchas personas: el abuso narcisista.

Lamentablemente, he sido víctima de este tipo de violencia por parte de los padres de mis hijas. Uno de ellos ha evadido completamente su responsabilidad económica, y el otro ejerce daño psicológico de forma sistemática, valiéndose incluso de nuestra hija para hacerlo. Este tipo de abuso no sólo deja secuelas profundas en quien lo sufre directamente, sino también en los niños que son testigos o instrumentos de dicha violencia.

La salud pública no ofrece respuestas oportunas frente a estos casos. Las atenciones psicológicas tienen tiempos de espera de dos a tres meses, y sólo se consideran urgentes cuando se llega a situaciones extremas de vida o muerte. Esta indiferencia institucional deja a muchas mujeres, hombres y niños desamparados ante una forma de violencia que es tan devastadora como invisibilizada.

Quienes hemos sufrido abuso narcisista necesitamos protección, contención real y justicia. Urge que este tipo de violencia sea reconocido por la ley y que se castigue de manera efectiva al agresor. No podemos seguir permitiendo tanto daño a nuestros niños, a las familias y a la sociedad en su conjunto.

Agradezco profundamente su comprensión y el espacio para expresar esta realidad que merece ser atendida con la urgencia y seriedad que implica.

Atentamente

Kristell Cerda Torrejon