Proponemos la creación de un Plan Nacional de Cuidados para Niñ@s Neurodivergentes, con un enfoque integral, inclusivo y basado en el respeto por la diversidad neurológica. El Estado debe asumir un rol activo en el diagnóstico temprano, el tratamiento terapéutico y la educación diferenciada de niños y niñas neurodivergentes, particularmente aquellos de alto funcionamiento que muchas veces quedan fuera del radar de apoyo institucional. Esta propuesta considera salud, educación y participación familiar como pilares fundamentales.

Objetivos del Plan:

Financiamiento Solidario de Terapias Especializadas:
Creación de un Fondo Común Solidario para garantizar acceso gratuito o subsidiado a terapias ocupacionales, fonoaudiología, psicomotricidad, psicología especializada, y otras intervenciones no cubiertas por el sistema tradicional.
Este fondo será progresivo y solidario, financiado por el Estado y aportes voluntarios o empresariales bajo incentivos tributarios.

Sistema de Salud con Enfoque Neurodivergente:
Incorporación de protocolos diferenciados en atención primaria de salud.
Capacitación a equipos médicos y de atención en el reconocimiento de condiciones como autismo, TDAH, dislexia, entre otras.

Educación que Identifica y Potencia Capacidades:
Implementación de un modelo educativo neuroinclusivo, que permita identificar a niños y niñas neurodivergentes de alto funcionamiento, promoviendo rutas pedagógicas personalizadas que potencien sus talentos y habilidades únicas.
Formación de docentes en educación inclusiva, y creación de aulas integradas con apoyos especializados.

Apoyo Familiar Continuo:
Acompañamiento psicológico y orientación legal para las familias.                                                                                                                Espacios de encuentro comunitario y redes de apoyo parental.

Impacto Esperado:                                                                                                                                                                                         Diagnóstico temprano y acceso equitativo a terapias, sin importar el nivel socioeconómico. 
Mayor inclusión escolar, con trayectorias educativas que reconozcan la diversidad como una fortaleza.
Reducción del estrés y la carga emocional en las familias, generando comunidades de cuidado y comprensión.
Empoderamiento de niños y niñas neurodivergentes como sujetos de derechos, talentos y proyectos propios.