Siempre me ha interesado la energía. He visto cómo Chile ha avanzado muchísimo en usar el sol y el viento, y eso es fantástico. ¡Nuestras energías renovables son un tesoro! Pero también sé que el sol se esconde y el viento a veces no sopla. Necesitamos algo que nos dé esa base constante, segura y limpia, que siempre esté ahí para nuestras casas, hospitales y fábricas, sin importar el clima o el precio del gas de afuera. Y aquí, en Chile, enfrentamos otro desafío gigante: la escasez de agua en muchas regiones.

Por eso, propongo que abramos la puerta a la energía nuclear en Chile.

Sé lo que algunos pueden estar pensando, pero la energía nuclear de hoy es diferente. Hablo de tecnología moderna y segura, como los Reactores Modulares Pequeños (SMRs). Son compactos, eficientes y, lo más importante, no emiten gases que calientan nuestro planeta. Nos darían esa estabilidad 24/7 que nuestras energías renovables no pueden dar por sí solas.

Pero hay más: estos SMRs no solo generan electricidad. Tienen la capacidad de proveer la energía necesaria para la desalinización de agua de mar a gran escala. Esto significa que podemos llevar agua potable de forma constante y a bajo costo a esas zonas del país que hoy sufren por la sequía, transformando vidas y permitiendo el desarrollo de comunidades enteras.

Mi idea es sencilla: sumemos la fuerza de nuestras energías renovables (sol y viento) con la confiabilidad de la energía nuclear. Así, lograremos:

 * Independencia energética: No depender más de lo que pasa en otros países. ¡Nuestra propia energía, aquí en Chile!

 * Agua para todos: Garantizar acceso a agua potable para las zonas más vulnerables y con mayor escasez, usando la energía nuclear para desalinizar.

 * Aire más limpio: Diremos adiós a los combustibles fósiles sucios, combatiendo el cambio climático de frente.

 * Estabilidad para crecer: Luz y agua garantizadas en cada hogar, impulsando nuestra economía y creando nuevas oportunidades de trabajo de alto nivel en tecnología e innovación.