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Resumen
¿A quién beneficia esta idea?
¿Qué problema resuelve esta idea?
Idea en detalle
Como ya mencioné, hoy en día, muchos barrios viven un problema constante con los grafitis no autorizados en muros y panderetas privadas. Los vecinos nos cansamos de despertar con nuestras murallas rayadas con tags, sin haber dado autorización. No es que falte respeto por el arte: al contrario, reconocemos que detrás de esas firmas hay jóvenes con talento. Pero la situación se vuelve problemática porque ocurre de forma clandestina, generalmente en la madrugada, con ruidos de latas que no dejan dormir, consumo de alcohol en la vía pública, y la inseguridad que genera el ingreso a sitios privados.
Esto no significa que quienes grafitean sean delincuentes, pero cuando ya se cruza la línea de intervenir una propiedad privada, se abre la puerta a conflictos y riesgos innecesarios. Los vecinos sienten temor, molestia y hasta impotencia frente a algo que podría transformarse en un aporte si estuviera bien canalizado.
La paradoja es clara: lo que hoy se percibe como vandalismo, podría convertirse en arte de nivel nacional si se gestiona de manera correcta. Tenemos ejemplos como el colectivo “Alapinta” en Temuco, que demuestra que el grafiti puede trascender el rayado callejero y transformarse en verdaderas obras de arte urbano reconocidas por la comunidad.
Por eso, propongo que las municipalidades creen un programa oficial de arte urbano, con espacios autorizados y gestionados para que los grafiteros y artistas urbanos puedan expresarse libremente. Estos murales podrían estar en parques, estadios ( canchas de futbol o multicanchas, rodeadas de panderetas), bibliotecas, colegios, liceos, CESFAM, entre otros recintos municipales.
El programa podría contemplar:
-Permisos claros y visibles para intervenir espacios.
-Apoyo en materiales como pinturas y traslados.
-Remuneración simbólica o empleo juvenil, reconociendo su aporte cultural.
-Festivales de murales y concursos, para visibilizar a los artistas y atraer turismo cultural.
De esta manera, transformamos un problema social en una oportunidad:
-Los vecinos recuperan la tranquilidad y el respeto por sus propiedades.
-Los jóvenes artistas encuentran un espacio legítimo para su talento.
-Las ciudades ganan en belleza, identidad cultural y cohesión social.