En Chile, todo trabajador tiene la obligación de cumplir con su jornada laboral y asistir a su lugar de trabajo. Los Diputados y Senadores no deberían ser la excepción. Actualmente, la inasistencia injustificada de los Congresistas se sanciona solo con una reducción proporcional de sus remuneraciones. Esta medida resulta insuficiente frente a la responsabilidad que conlleva el cargo. Propongo establecer exigencias más estrictas en materia de asistencia y ética parlamentaria: Exigir un mínimo de 90% de asistencia anual a sesiones de Sala y comisiones. Aplicar sanciones progresivas, que partan con mayores descuentos económicos y que, en caso de reiteración, puedan culminar en la destitución del cargo por incumplimiento grave de deberes. Existen precedentes internacionales. Países como Italia, Portugal, España, México y Grecia contemplan la pérdida del escaño cuando un legislador acumula inasistencias injustificadas. Chile debería avanzar en esa misma línea para reforzar la transparencia, la ética pública y el compromiso con la ciudadanía.