1. Acceso equitativo a la salud animal Muchas familias no pueden costear atención veterinaria privada. Un hospital público permitiría que todas las personas puedan brindar cuidados básicos y urgentes a sus mascotas, sin importar su nivel socioeconómico. 2. Salud pública y prevención de enfermedades El cuidado veterinario preventivo ayuda a evitar la propagación de enfermedades zoonóticas (transmitidas de animales a humanos), mejorando así la salud pública general. 3. Control responsable de animales callejeros Con una perrera municipal vinculada al hospital se puede esterilizar, vacunar y dar en adopción a perros y gatos, reduciendo la sobrepoblación y mejorando la seguridad en las calles. 4. Creación de empleos y desarrollo local La construcción y operación de hospitales y perreras municipales generaría empleos directos (veterinarios, técnicos, cuidadores, personal administrativo) e indirectos (obras, transporte, alimentación animal, etc.). 5. Educación y tenencia responsable Estos centros también podrían servir como espacios educativos para promover el respeto, la adopción y la tenencia responsable de mascotas. 6. Ahorro a largo plazo para el Estado Un programa bien implementado reduce costos municipales asociados a problemas sanitarios, accidentes por animales en la vía pública y proliferación descontrolada de fauna urbana. 7. Impacto social positivo y bienestar animal Se mejora la calidad de vida de las mascotas y se fomenta una cultura más empática y responsable, fortaleciendo el tejido social.