Vivo en Chiloé, donde la música es parte de la vida cotidiana.
Pero la mayoría de nosotros no accedemos a fondos ni redes.
La idea no es crear más oficinas, sino hacer que lo existente funcione:
1. Que el Ministerio de Cultura tenga presencia real en regiones, con equipos que orienten y acompañen a los artistas.
2. Que los fondos culturales sean simples, rápidos y regionalizados.
3. Que el Estado reconozca al músico como trabajador, aplicando por fin la Ley del Trabajador Cultural.
4. Que cafeterías, bares y espacios culturales reciban apoyo por programar música en vivo.
5. Que se impulse una red nacional de difusión artística regional, para conectar a músicos con medios y escenarios.

La cultura ya existe. Lo que falta es hacerla accesible, justa y sostenible.