13. Deporte del hoy, deporte del mañana
13.2. Los e-sports son más que un juego, son industria. Chile se conecta al futuro.

Propuesta 13.2: Reconocer los e-sports como disciplina deportiva digital en el marco del
Instituto Nacional del Deporte (IND), incorporándolos al Sistema Nacional del Deporte,
mediante modificaciones reglamentarias que habiliten su desarrollo formal a través de clubes,
competencias, formación técnica y participación juvenil; y establecer medidas de facilitación
tributaria para la organización de eventos internacionales en Chile, con enfoque en
empleabilidad, innovación digital y retorno fiscal.

En la actualidad existe un gran problema que presentan los esports en Chile, es que los deportes
electrónicos carecen de reconocimiento legal, estructura organizativa y financiamiento
institucional, a pesar de ser una industria emergente a nivel global con alto potencial económico,
educativo y social. En particular, Chile presenta un escenario contradictorio: por un lado, es uno
de los países con las tasas más altas de penetración gamer por habitante en Latinoamérica.
No existe una federación oficial de deportes electrónicos, ni tampoco es reconocido como deporte
por el Instituto Nacional del Deporte (IND). No hay fondos públicos ni subvenciones disponibles
para clubes, torneos, entrenadores o talentos emergentes. La formación técnica en áreas como
producción de torneos, psicología del rendimiento digital, narración o análisis competitivo es
prácticamente inexistente. A su vez, los pocos equipos competitivos que existen lo hacen sin
contratos, sin garantías laborales, y con financiamiento mayoritariamente informal.
Esta situación representa una oportunidad desaprovechada, tanto desde el punto de vista
económico (recaudación, empleabilidad, exportación de talento) como desde una perspectiva
social y educativa (integración juvenil, formación digital, innovación). Mientras otros países como
Argentina, Brasil o México han comenzado a incluir los esports en políticas públicas educativas,
deportivas o incluso diplomáticas, Chile sigue rezagado y sin hoja de ruta. Argentina, país vecino,
ha avanzado más: los esports si bien tampoco son reconocidos como deporte están incluidos en los
Juegos Bonaerenses, con respaldo provincial, programas educativos y articulación con
universidades, además de entes como DEVA y CADE que trabajan para incentivar las disciplinas
en el país.

1. Reconocimiento oficial de los esports como deporte digital

El primer paso es que el Ministerio del Deporte (o el IND) reconozca oficialmente los esports
como parte del deporte nacional. No requiere una nueva ley: se puede hacer por vía reglamentaria.
Este simple cambio permitiría que clubes, torneos y jugadores puedan acceder a:

  • Reconocimiento institucional.
  • Fondos públicos ya existentes.
  • Uso de espacios municipales y comunales.
  • Posibilidad de formar una federación nacional de esports, como ocurre con el ajedrez o el
    fútbol.
  • Uso de herramientas públicas ya existentes. El Estado ya tiene programas para jóvenes,
    clubes, talleres, formación técnica y cultura digital. Lo que se necesita es permitir que los
    esports puedan entrar ahí como cualquier otra disciplina.
  • Crear un registro de clubes de esports que permita acceder a beneficios y personalidad
    jurídica.
  • Financiar torneos comunales, escolares o juveniles mediante alianzas entre municipios,
    gobiernos regionales, Ministerio de Educación, MINDEP, INJUV, IND y privados que les
    interese potenciar el esport. Incluir cursos de formación técnica en esports (producción,
    narración, entrenamiento, análisis).

2. Entrelazamiento de cadena de valor comercial público-privado-organizacional.

Chile tiene potencial para convertirse en sede de competencias internacionales de esports, como
ocurre en Brasil o México. Además, ya cuenta con ventajas tecnológicas que lo posicionan como
un hub digital en Sudamérica, gracias a su infraestructura de internet de alta calidad, presencia de
cables bioceánicos (como el Humboldt y otros enlaces internacionales), y la instalación de grandes
centros de datos y servidores en su territorio por parte de empresas globales. Esta propuesta no
implica grandes gastos ni requiere crear nuevas instituciones. Su enfoque está en habilitar y
formalizar un ecosistema que ya existe y que hoy opera de manera desordenada, informal y sin
apoyo estatal. Para eso, se plantea una inversión pública estimada de entre $1.500 y $2.000
millones de pesos anuales, destinada a impulsar torneos comunales, apoyar la formalización de
clubes, capacitar jóvenes en oficios digitales relacionados a los esports y organizar una final
nacional que visibilice el talento local.

A cambio de esa inversión moderada, el Estado puede obtener retornos fiscales directos e
indirectos que superen los $5.000 millones anuales, por varias vías combinadas:

  • Recaudación de IVA sobre entradas, auspicios, producción de torneos, venta de
    merchandising y servicios digitales.
  • Boletas de honorarios e impuesto a la renta de jugadores, streamers, entrenadores,
    comentaristas y productores que pasen de la informalidad a una actividad regularizada.
  • Cotizaciones previsionales y de salud asociadas al empleo juvenil que se genera en este
    nuevo mercado.
  • Creación de microempresas (clubes, agencias, organizadoras de eventos) que comienzan a
    tributar formalmente.
  • Concatenación con el turismo. Atraer torneos internacionales también representa
    movimiento económico para hoteles, transporte, gastronomía, comercio y turismo
    tecnológico, multiplicando el efecto en las economías locales.

3. Visibilidad nacional e impulso comercial

Además de su dimensión deportiva, los esports deben entenderse como una industria de
entretenimiento digital, con enorme capacidad de generar audiencias, contenido multimedia y
dinamismo económico. Torneos, streamings, plataformas de video, eventos presenciales, redes
sociales y creación de contenido en torno a los videojuegos forman parte de un ecosistema que ya
moviliza a millones de jóvenes en Chile y en el mundo. Por eso, esta fase también debe contemplar
acciones orientadas a impulsar al sector privado, integrando a empresas, productoras, medios
digitales y marcas que quieran invertir, auspiciar o generar empleo en este ámbito.

En relación a lo planteado, se deberá implementar medidas concretas, a saber:

  • Incentivos tributarios o deducciones simples para empresas que patrocinen torneos o
    eventos de esports.
  • Apoyo a productoras, agencias y startups vinculadas al gaming, streaming y marketing
    digital juvenil con foco en potenciar marca/imagen país mediante la colaboración entre
    ProChile, CORFO, Ministerio de Economía y Turismo, Ministerio de Deporte, Ministerio
    de Educación y empresas/organizaciones privadas.
  • Facilitar la participación de equipos chilenos en ligas internacionales, ferias y eventos
    como Gamescom, GDC o Tokyo Game Show.
  • Apoyar la exportación de servicios de producción audiovisual, streaming, diseño de
    plataformas y software de gestión de torneos.
  • Visibilización de Chile como hub creativo y digital, destacando sus ventajas tecnológicas:
    conectividad internacional por cables bioceánicos, datacenters de grandes tecnológicas,
    baja latencia y talento joven calificado.
  • Facilitación de permisos, espacios y coordinación público–privada para producción de
    eventos, ligas, contenido audiovisual y encuentros profesionales (turismo MICE).
    ▪ Facilitar alianzas entre empresas chilenas y publishers, sponsors o plataformas globales.